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El arcano XVI

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La Torre representa las construcciones efímeras y fecundas del Hombre, siempre destruídas y siempre reanudadas, dolorosas porque arruinan sus ambiciones, bienhechoras porque acrecientan sin cesar la riqueza de su saber. (Eugene Caslant) Lejos de ser una práctica adivinatoria propia de marujas, el Tarot (o libro sagrado de Thot, el Hermes egípcio) es una útil herramienta creada por hábiles hermetistas conocedores de la tradición oculta de la humanidad, cuyo origen no puede remontarse mucho más allá del siglo XIII, aunque algunos autores le atribuyan un origen mucho más antiguo y oscuro, algo que parece ser bastante difícil de probar. De hecho, los 22 arcanos (en Numerología, el 22 es uno de los 3 números maestros, y se define como el número del Maestro Constructor) representan los 22 arquetipos de la acción humana. Su aplicación en la praxis resulta tan propícia como una cucharita para una taza de café sin azúcar. Si hubiera que definir nuestra época a través de una de las 22 cartas del

Pez soluble en salsa bretón

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Si hay algo que rescato del Surrealismo, es su astuta manera de hacernos comprender que la vida, en si misma, no tiene sentido alguno. Eso me quedó muy claro al leer Pez Soluble , de André Bretón, obra que cabalga sobre el campo fecundo de la escritura automática con la absoluta libertad de una invitación al sentido. O al revés: quizás sea una invitación a la absoluta libertad de sentido. Como querais.   Photo/post: Chema Madoz

Ley de la memoria

A principios del siglo XIX, Mariano Moreno, jurista, intelectual y periodista argentino preculsor de la Revolución de Mayo, muerto a bordo de la goleta inglesa Fame , cuando viajaba rumbo a Inglaterra, escribió lo siguiente: La verdad, como la virtud, tienen en si mismas su más incontestable apología. A fuerza de discutirlas y ventilarlas en todo su esplendor y brillo, si se oponen restricciones al discurso, vegetará el espíritu como la materia, y el error, el fanatismo y el embrutecimiento, harán la divisa de los pueblos, y causarán para siempre su abatimiento, su ruina y su miseria. Su muerte dio lugar a que su principal oponente, el general Cornelio Judas Tadeo de Saavedra y Rodríguez, se convirtiera en presidente de la Primera Junta de Gobierno. Algunas fuentes indican que Mariano Moreno falleció a consecuencia de un coma etílico. Sin embargo -y aunque no existan pruebas concluyentes- lo más probable es que haya sido envenenado por el propio capitán del barco. ¿Quién ordenó la mue

Si hay censura

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A mí me dá en la espina que el grito que se acalla por la fuerza, por la fuerza acaba oyéndose en otro lugar... Photo/post: Sergio Subbotin

De autor latino

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Tuya es mi libertad", dijo el arco a la flecha al despedirla.

Little girl blue

A los veinte años yo quería ser como ella. Corrijo: quería ser ella. Mis novios le tenían manía (será que estaban hartos de escucharla a todas horas). Mi ex-marido la hubiera ahogado con sus propias manos. Mis madre hacía cálculos sobre las contadas veces que debía ducharse. Mi mejor amiga prefería a Odetta. El único que se abstenía (por compasión, quizá) era mi padre. Un hombre sabio, mi padre. Sobre ella poco hay que decir y mucho que sentir. Es como la Pizarnik, que hace callar hasta a los pájaros. Que me recuerda bastante a una gardenia arrancada del tallo, que huele mejor cuanto más marchita está. Mujeres cuyo talento desprende una fragancia intensa, indeleble, feroz. Hablar de ellas es difícil, porque ellas ya lo han dicho todo y sin embargo, por uno de esos misterios que tiene el genio, cada vez que se expresan sea a través del verso, de la voz, del cuerpo o de la imagen, gestan nuevas criaturas en vientres ajenos. Y los pájaros siguen callando mientras nosotros, sus fans, nos

Cioran: antídoto contra elsuicidio

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Vivo únicamente porque puedo morir cuando quiera: sin la idea del suicidio, hace tiempo que me hubiera matado. -Emile Cioran. (Shhhhhh... tranquilos, que la cita no mata). Photo/post:: Francisco de Goya

¿Quién se engaña con Jessica Rabbit?

Quién no se ha puesto pensar alguna vez en la forma que tienen las nubes? Parece que nuestra mente tuviera una habilidad natural para hacer encajar las formas abstractas en esquemas concretos reconocibles por la experiencia. Conciente de ello, hubo alguien por ahí al que le dio por inventarse un test proyectivo basado en manchas completamente abstractas, que luego procedía a mostrar a sus pacientes a fin de que estos le indicaran qué era lo que veían en ellas; hechos relacionados con su vida cotidiana, fantasías, recuerdos… bueno, ya conoceis el test de Roscharch. A la gente que le gusta la pintura abstracta, cuando le preguntas qué es lo que le atrae especialmente de la abstracción suele responder: “No sé, es que me hace pensar en (lo que sea)”; o: “Me gusta porque puede ser cualquier cosa, lo que yo quiera”. Los más refinados suelen decir incluso: “Me gusta porque no me condiciona” ¿Os habeis puesto a pensar alguna vez en la forma que tienen los continentes? Pregunta ociosa: ¿tendr

Hipatia, la bruja

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El nombre de Hipatia lo escuché por primera vez en boca de una vieja amiga argentina. Me habló de ella con admiración, casi como si hablara de una madre remota, pero me parecio que, aún hoy, en ciertas sociedades su historia sigue estando vigente. Hablar de Hipatia es hablar de la Biblioteca de Alejandría; de hecho se dice que ella fue la última científica que trabajó en la famosa biblioteca, cuya desaparición sigue estando teñida de confusión, ya que a ciencia cierta no se sabé quién la destruyó, si es que realmente la destruyó un incendio, o si acaso el supuesto incendio pudo ser la coartada perfecta para el mayor saqueamiento intelectual del mundo antiguo. Algo así como “nada, ahora incendiamos el puerto, creamos la confusión y mientras la chusma mira el fuego nos robamos un medio millón de papiros”. En ese caso, el incendio tuvo que ser todo lo bastante importante como para que esta gente (¿los moros?¿los cristianos?¿quiénes?) tuviera tiempo de robarse todo y esconder ba

Eso de durar y transcurrir

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En una escena de la entrañable comedia As Good As It Gets (traducida al castellano bajo el título Mejor imposible ), Jack Nicholson le dice a Helen Hunt: “Me gusta estar contigo porque me dan ganas de ser mejor persona”. Una frase-hostia ideal para neo-individualistas, consoladores desidiosos, y defensores de la nueva psicología de corte conductual que a la primera queja ante tu soledad te sueltan una del tipo: “No digas eso, te tienes a ti misma”. La pregunta es: ¿para qué quieres tenerte a ti misma y saber que eres maravillosa si no tienes con quién compartirlo? Peor aún, si teniendo a quien contárselo, la respuesta sigue siendo: “No digas eso, te tienes a ti misma”, la siguiente pregunta debería ser: “¿Por qué no te vas al carajo?”. Pero claro, esa persona tiene todo el derecho a decir lo que quiera. Como la tiene uno de irse al carajo. Es el principio de la libertad. El que quiera celeste, que le cueste. Si X tiene el morro de soltarme semejante frase cuando estoy hecha polvo, no

Europa II

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Europa III son los poetas olvidados, los malditos, los benditos, los que no se compran ni se venden, padecen; son los malabaristas del verbo callejero, los artistas, los floristas, los músicos de la gorra, lo que no es ni uno ni dos, es tres; el buen audista, los autistas del anti-pleonasmo, los anónimos del viento en las esquinas, los contemplativos, los pintores de cuadros con mostaza en la ochava relente de un bar. Es el action-painting de la gran ciudad sin manzana, la de los barrenderos meteorólogos, la del poeta secreto que hurde un cuento de terror pensando en las palomas, la del obrero que espera llegar a casa a tiempo para el almuerzo, la del dios sordo y la del diablo atento, la del angel sin luz durmiendo en un andén y una ex-mariscala octogenaria mendigando una moneda en el parque. Es la mueca absurda que se va por el filo de una billetera, El País manchado de agua sucia, la semilla del auténtico Nóbel en la colilla de un cigarro apagado, el rapto de una doncella con la v

Europa I

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De Europa me gusta el olor el color las auroras la lisura Granada las calas la Piazza della Signoría los gabanes sus carreteras las distancias los bajo-cielos las aceleraciones los rítmos la noche los dístoles y los diástoles los otoños las tiendas las vacas de ojos mansos la multitud las aldeas los cencerros la tortilla de patatas con pimientos los Apeninos la dama de Elche las palomas de San Marco las catedrales vacías los símbolos grabados en las piedras los restaurantes italianos el musgo la comunicación el Obredoiro la húmeda tristeza de Sintra los ferrocarriles el aire azul la lluvia los zapatos punteagudos el olor a ropa limpia la calma la locura del mediodía la memoria futura los ancianos de ojos azules los punkis las mejillas coloradas de los niños la nieve las ventanas de PVC el Anacoreta los balcones de Sevilla las callejuelas de Lavapiés el cine el cante las arias los curasanes la costa Azul los bomberos comprar libros las rotondas las oportunidades ir de bar en bar Cortin

Los malos pensamientos (I): católicos

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Los curas siempre me dieron repelúz. Y tiene mucho sentido, si se piensa que parte de la escuela primaria la hice en un colegio de monjas. Hermanas de la Caridad, devotas de San Vicente de Paul. A la hermana del Salvador, mi maestra de cuatro grado, nunca se le conoció una sonrisa. Tenía unos ojos de un azul metálico que metía miedo incluso al personal masculino de mantenimiento. Su epíteto favorito para nosotras era zánganas.   Naturalmente, fui bautizada e hice mi primera comunión a los 9 años. Para entonces mi madre ya había reñido con la Superiora y tuvo el buen tino de inscribirme en un colegio estatal. Sin embargo no pude librarme ni del catequismo ni del cura del barrio.  Igual al catecismo fui poco: cada vez que tenía clase me daba un ataque de asma. Nunca supe qué era peor, si el asma o el catecismo. A la hora de tomar la primera comunión -la Sagrada Hostia- lo más difícil para la peña era tener que confesarse por primera vez. El asunto del pecado nos tenía a maltrae