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Sin ningún esfuerzo

Hoy es un día triste en Madrid. Y sí, porque Antonio se nos fue de viaje... y es para siempre. Pero no me gustan los obituarios, no creo en la muerte, así que esta luna de mayo es para él. Buen viaje, Antonio.

Tienes mi bendición

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Hay un diablo amable que me pilla alguna noche de ésas... Qué pena me va a dar deshacerme de él. Porque le voy a extrañar. Hoy no es noche bruja. Photo/posT: Ouka Lele

Achille Benito Olvida: esto es transvanguardia

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Señoras y señores, el Arte es definitivamente un invento europeo . Y en segunda instancia, norteamericano. Ya lo aclara Achille Bonito Oliva (ABO) prestigioso crítico de arte, curador de la Bienal de Venecia 1993 (entre otras, seguro que tendrá más), y supuesto creador de la llamada Transvanguardia , un refrito de estilos y tendencias ya existentes en las artes plásticas (otro tentáculo de la posmodernidad), todavía en vigencia. Vamos, de lo que se lleva. Aquí les suelto un extracto de la entrevista que le realizó Jorge Eduardo Eielson hace unos años: JEE.— Y ahora pasemos a un argumento algo diverso, relacionado con América Latina, continente en el que nací y cuyos problemas, obviamente, me tocan muy de cerca. Mi primera pregunta es ésta: ¿por qué los artistas latinoamericanos casi nunca son invitados, o lo son de manera mínima, a las grandes manifestaciones internacionales, como la última Documenta, por ejemplo? ABO— No creo necesario recordarte que hoy más que nunca la investi

Dieciseis caballos de fuerza

He aquí a Engene David Edwards, un chico de la américa profunda -Denver, Colorado- tocando el acordeón en 16 horsepower , y con electricidad. Hoy día serán banda de culto, supongo. Observad el crispamiento del susodicho, y no os perdais sus pies. Pero sobre todo, no os perdais su música.

Alejandría: una biblioteca en busca de autores.

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Si uno la mira desde el mar, la nueva Biblioteca de Alejandría parece un disco que, lanzado por algún gigante, quedó incrustado en la antigua gran ciudad del norte de Egipto. La institución, inaugurada hace siete años, se inspira en la Gran Biblioteca de Alejandría, fundada en el siglo III a. C. por Ptolomeo I. "Dicen que los volúmenes que abarca / Dejan atrás la cifra de los astros / O de la arena del desierto", escribió sobre el fabuloso centro cultural de la antigüedad Jorge Luis Borges, en su poema "Alejandría, 641 A.D.". La nueva Bibliotheca Alexandrina, que es su nombre oficial, también espera reunir millones de libros y convertirse en un centro de producción y diseminación de conocimiento, además de fomentar el diálogo intercultural. El complejo, diseñado por la empresa noruega Snohetta, incluye varios centros de investigación académica, cuatro galerías de arte para exposiciones temporales, nueve muestras permanentes, un planetario y tres museos. Pero su col

La imaginación del extranjero

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La que estais viendo es una foto del Colegio de las Escuelas Pías de San Fernando, construído hacia fines del XVIII -su iglesia, concretamente-, en pleno centro del madrileñísimo barrio de Lavapiés. Parece mentira que todavía no le haya dedicado ningún post a este lugar. De todos los edificios emblemáticos que he visto en Madrid -y qué digo, en España- es el único donde he llegado a sentir de verdad el peso del dolor de sus muertos. Un dolor abrumador, asfixiante. Si le echais un vistazo, vereis que la cúpula no existe. Se supone que existía antes de 1936, plena Guerra Civil, que fue cuando la quemaron. Llegué a él por primera vez en el verano de 1999. Hoy día está restaurado y lo han convertido en una moderna biblioteca; por entonces todavía estaba en ruinas. Me estremeció el reloj que se vé en la fachada, detenido para siempre en lo que en ese momento me pareció que eran las diez y veinte de la mañana. Así durante cincuenta y seis años. Lo primero que hice aquella tarde fue si

Primera del singular

Yo que crecí sobre el aire que rechacé unas raíces que nunca eran mías (hubo en ello una intención de cándido martirio) que crecí entre mareas, que vivía en un mundo de raíces de un pequeño limonero de una montaña de arena en un galpón en ruinas de un patio de granito de una huerta preñada de tomates y tortugas de un hormiguero en orfandad boca a un cielo de tormenta de las babas del diablo temblando entre pilotes donde hacían nido los abejorros y por supuesto, de la flor del panadero el 5 de enero a la hora de la siesta (demasiado esfuerzo en rechazar esas raíces que nunca eran mías) yo que quise la libertad y no tuve el valor pero tuve la mañana (la que duele, y la que no), yo que decía que quise el río el mar la laguna y la acequia ahora digo: sé quien soy, los predicados no los proclamo: no sé predicar.

Felix Grande: Por entre el rudo bosque de los siglos

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Sentí ese amor, por entre el rudo bosque de los siglos, una mañana en México. Me demoraba en ese lujurioso archivo antropológico, ese collar de tiempos y culturas que es el Museo Nacional de Antropología. Me han dicho obstinados viajeros que es el museo más sobrecogedor del mundo. Algo me ocurrió en él y fue en el año 1968, en el mes de febrero. Yo deambulaba por las salas; miraba piedras, máscaras, aperos, estatuillas, dioses, cacharros, vestidos, armas rudimentarias, minuciosas obras de arte, altanerías aztecas, sobresaltos mayas y reconstrucciones tribales. Los tiempos, las culturas, giraban como remolinos otorgándome el vértigo lujoso de estar vivo entre tanta muerte inmortal. Y de pronto, en una de las salas, desde algún ingenio mecánico invisible, oculto en algún rincón, escuché la voz de una mujer. Alguien, alguna india, había grabado un canto en un idioma que yo desconozco -y que sin embargo, comprendo-. Aquella voz rozada, inculta, una voz de mujer anciana, cantaba unas pal

Il cuore de la col

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Ayer pensaba en el poder de las palabras. También en sus limitaciones. Pensaba en la incapacidad que tienen las palabras para trascender el ámbito de la experiencia. En el uso gratuito de las mismas, a la hora de referirnos a experiencias ajenas y discursos que por no haber sido leídos o escuchados jamás, hacen que parezcan fantasías, cuando no imposturas. Porque, en definitiva, las palabras no son más que vehículos que más allá de los gestos y las acciones, nos dejan en evidencia como indivíduos. Sin embargo, la palabra debería ser cosa seria, ya que en ella suele estar el germen de la acción. Pero a mí lo que me interesa no es tanto lo que se dice como lo que no se dice. Y de lo que se dice, me interesa más lo que se manifiesta como discurso emocional que ideológico, que por experiencia he visto que no suele ser sino otra proyección del ego. Será por eso que me gusta tanto la literatura de ficción (y la pesca deportiva). La ideología también me gusta, aunque hoy día parezca ser más b

Escritores que renuncian a su voz

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"¿Que por qué escribo? Pregúntale a un manzano por qué da manzanas". Así ejemplificaba António Lobo Antunes -hace sólo un año, en entrevista con Javier Pinedo, coordinador del Premio José Donoso con el que fue reconocido en 2007- su relación indisoluble con las letras. Asombran entonces sus recientes declaraciones de que publicará sólo un libro más y luego callará para siempre. "Se acaban las novelas, se acaban las crónicas, se acaba todo y no publico nada más. Mi voz, hablada o escrita, no se volverá a escuchar", dijo a mediados de febrero.Que un escritor abandone su labor literaria y se adentre en un eterno silencio no es algo fuera de lo común. Desde larga data se pueden encontrar casos similares al de Lobo Antunes. Uno de ellos (y por cierto muy paradigmático) es el del francés Arthur Rimbaud, quien decidió cortar todo nexo con la literatura tras su segunda publicación, cuando tenía sólo diecinueve años. En "Adieu", texto incluido en su célebre obr

Obama

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En la última escena de la película "El candidato" (1972), Robert Redford, flamante presidente de los Estados Unidos, se encierra en un despacho con su consejero presidencial, Gene Hackman, y mientras el país entero celebra su victoria a los pies de la Casa Blanca, le pregunta: - Y ahora ¿qué hacemos? ÉSTA es la gente que puso en la presidencia a Barak Obama. Echad cuentas.

El sueño del humano

Video/post: Elliot Brood, Second Son.

Cantar de gesta

No estoy asimilada, lo siento. No tengo la vez de agradecer, lo siento. No quiero tragar, lo siento. Yo vine con un propósito, lo siento (sitiar el territorio de la perplejidad para dar en la diana con certeza). He visto la noche oscura del alma y no sabeis cómo lo siento... la noche oscura del alma, la de Juan con la cruz enfundada en oropeles yo la he visto bajo el hielo y el oro. Pero entre todo lo que he visto, he visto también que además de planes de acción hacen falta acciones reales, que además de la política de los gestos, hacen falta GESTAS.