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Mar del Plata (I)

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Tomé la costa de este Río de la Plata en la mano, unas veces a la vista de la costa, y otras metiendome cinco o seis leguas tierra adentro. Fui a dar a la costa del mar del norte, de sesenta leguas del puerto de Buenos Aires. (Juan de Garay, 1540) Trato de imaginarme cómo debía ser la pradera antes de que se pusiera el primer ladrillo. Cuentan que la playa estaba llena de lobos marinos, y que los indios usaban el cuero para hacer alforjas y venderlas en Buenos Aires. Cuentan que el viento era fuerte, y que ya desde el primer momento se supo que la costa iba a dar bonanza. Llegaron los jesuitas con su plan de ajuste ideológico. Aunque intentaron reducir a los indios, asegura el padre Cardiel que estos resultaron ser inconvertibles. Las tribus de pampas y serranos venían criando ganado nómade desde tiempos inmemoriales, antes de que llegaran los invasores. Cuando no se pudo reducir o esclavizar, hubo que negociar. Las reducciones jesuíticas fueron saqueadas, quemadas y fina

En la boca del diablo

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A la memoria de Lucas Menghini Rey y de las víctimas de la tragedia en Once. Dedicado también a los activistas de todo el mundo que luchan por los bienes de la Tierra. La mujer del pantalón de fajina se tumba en medio de la ruta resuelta a cortar el paso a los camiones. No hace nada, no se mueve, pero se retuerce y se mueve, lucha. Igual la sacan. Ciego de rabia -o de miedo- un ezbirro de la Barrick Gold se arrebata delante la prensa. Levantan a la mujer entre dos hombres y la dejan a un costado de la ruta como un fardo. Ella se levanta y vuelve a tumbarse delante de los camiones. Los hombres vuelven a sacarla. Mujer de pelo largo con pantalón de fajina. En El Dorado el agua vale más que el oro. Esto no es una epifanía revolucionaria, aquí se lucha por el agua. Los restos de una mina abandonada en la provincia de San Juan, Argentina, allá por el 46. Un viejo ingeniero de piel oscura se pasea tristemente por los restos de un cenagal de agua y azufre: “Ácido sulfúrico”

De gayegos y de argentos

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Los españoles trajeron la Biblia y se llevaron el calefón. Pero vino un argentino, y con tres cartones, cuatro chapas y un par de alambres armó un artefacto similar. No sólo funcionaba como un calefón, sino que además lo vendió al doble de precio y montó una empresa de calefones. Con la Biblia pasó algo parecido. Cuentan que alguien la dejó en un rincón y cuando por fin se acordaron de que estaba ahí se la encontraron apolillada. El papel se caía a pedazos, nada más que un montón de polvo. Pero vino el mismo argentino de antes (o por ahí era otro, no sé) y le mandó un remiendo sobre el carácter irrenunciable de la única ley nacional: el que tiene guita hace lo que quiere. Ergo, todas las demás leyes son canjeables. Lamentablemente he perdido la costumbre de que me tomen el pelo. Había olvidado que la tomadura de pelo a la argentina puede ser brutal. Como había olvidado también que en Argentina, a los españoles -gayegos, gaitas-, se les desprecia tanto como se nos desprecia

La niña perdía/ الأندلس

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Subo este viejo post antes del gran salto, un poco en señal de despedida ulisíaca. El sol de Andalucía es criminal. Bang bang. Africano. No me extraña nada que en otro tiempo los hijos de Alláh se instalaran por estas costas tapados hasta los ojos. Yo había andado por aquí hace años, por las calas de Granada. Graná . Pero no recuerdo que el mar fuera tan salvaje ni tan azul como en el Cabo de Gata. Que además me recibió cabrón. Dolor intramuscular, lacerante, de medusa. Un dolor rojo. Salgo del agua y veo que en la orilla unas jubiladas se dedican a a capturar medusas con un palo. Las batean como si fueran pelotas de golf; luego las entierran en la arena con la misma satisfacción con que sepultan a sus maridos bajo la sombrilla: Tú quédate ahí y no chílle . Y los maridos se quedan quietos. Calladitos.  Esto pasaba en Genoveses, una playa salvaje en la que los nudistas conviven perfectamente con los mirones y las jubiladas bateadoras de medusas ofician de vigías para los bañistas

Los 8 locos y el lanzallamas

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Celebración de giro solar con despedida por el puente intercontinental de Wiricuta . Ellos son Gloria, Roxana, Teresa R, Dori, JoséManuel, Asun, Teresa G, Raulo y el lanzallamas (faltan Gregoire, Antonio y Charo). Oeste Celeste , Madrid, 8 de noviembre de 2011/ Fotos tomadas con el blackberry de Teresa G. (La pregunta del millón: quién es el octavo loco, y quién el lanzallamas).