La vaca sagrada
Como ya se sabe, el gobierno quitó el cepo al dólar y
empezó la polémica. Una de las consecuencias ha sido que el precio de la carne
aumentó de golpe un 22%. Pero las vacas siguen siendo las mismas; miren:
Ante los hechos, he pensado en algunas ideas alternativas, a saber:
1) Hacerse vegetariano.
Ser vegetariano en Argentina es poco menos que volverse
underground. El tiempo medio de espera en una carnicería el domingo al mediodía
es de 20 minutos, dejados a la meditación del cliente que ha llegado antes que
tú. Tiene qué decidir cuánto llevará de vacío -si kilo o kilo y medio- y
cuántos chorizos, para quedar bien con
los cuñados. Esto es importantísimo: al asado hay que estudiarlo con ojo
clínico, para que se afirme en el ojo la condición masculina y su experiencia
en el arte de asar.
De todas maneras, y por si te interesa ahorrar dinero y
jugos digestivos innecesarios, hay una página muy apetitosa, que además
-¡sorpresa!- es de Argentina:
2) Hacerse respiracionista.
Para quienes no lo sepan, el respiracionismo es una
práctica que consiste en vivir sin comer. Los respiracionistas afirman que el aire,
la luz y el agua son todo lo que necesitan para alimentarse. Una variante del
respiracionismo sería el llamado "sun gazing" (curación por el sol, o curación solar) de un tal Hira Ratan
Manek, que asegura haber vivido durante años sin otro alimento que la luz solar.
Acá les dejo una entrevista:
Y un video:
Parece tentador como alternativa a la hecatombe que
vienen anunciando algunos medios argentinos, después de que el gobierno decidiera
dar rienda suelta al dólar (nuevamente). Suba o baje, al menos así podríamos zafar
del apocalipsis que amenazan los parches de prensa del youtube, mientras uno intenta
disfrutar de un buen video. Me imagino un éxodo en masa al norte en busca del
bien precioso: un sol que raje la tierra. El suficiente como para alimentar a
toda la población de varias provincias, que ya querrían tener un Hira Ratan
Manek propio para alimentarse nada más que a base de luz solar. Vivir del aire
y el sol acabaría no sólo con el problema argentino, sino latinoamericano.
3) Hacerse faquir
Esta práctica se viene desarrollando desde hace mucho en
Argentina, en ocasiones de manera fortuita y no de forma premeditada, como ocurre
con los verdaderos faquires. El faquirismo (o como se diga) argentino consiste
en ejecutar retos de resistencia física y mental ante cualquier situación que
produzca stress, como lo es hallarse ante un cartel con un listado de precios
sin que uno empiece a hiperventilar. La medalla de oro del faquir se obtiene el
día en que uno decide no quedarse ni un minuto más delante de la carnicería,
dispuesto a perder su tiempo, el 22% de su dinero y su salud.
Ves que hay alternativas...
La venganza de la vaca sagrada.
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