Toda una ofrenda
Townes Van Zandt desafinaba bien, con una poesía muy bien afinada. Un José Larralde texano, gente que esté donde esté parece lucir siempre en carne viva, y al verle, al escucharle, una llega a sentirse un poco "vouyer" de esa intimidad que, más que dar un espectáculo -que no lo es, bendito sea, nunca lo será- es toda una ofrenda.
Solía despertarme y correr con la luna,
vivía como un vagabundo y un hombre joven,
cubría a mis amantes con flores y heridas,
mi risa le daba miedo al diablo,
el sol venía y me derrrotaba.
Pero cada día cruel tiene su noche,
yo les daba la bienvenida a las estrellas
con vino y guitarras,
lleno de fuego y olvido.
(Cortesía de Manco).
Comentarios
Pero hay otro muerto ilustre que combinaba un poco mejor la melodía con la letra. Se trata del pobre Nick Drake, británico de voz suave, casi huidiza, pero cuyas líneas melódicas eran imbatibles. Date una vuelta por la Wikipedia y luego, para empezar, busca "Pink Moon"
Y a medio camino entre unos y otros está el más músico de todos: Robert Wyatt. No se ha muerto aún, pero lleva más de treinta años en una silla de ruedas. Te recomiendo "Rock bottom", una delicia.
Por último: ya casi he terminado de arreglar la casa, vulgo blog. Si quieres ver la segunda habitación, adelante.
¡Ah! Tanto Drake como Wyatt están sobradamente documentados en miles de páginas, aparte de la Wikipedia, y sus discos aparecen en varios blogs, si no quieres recurrir a los demoníacos p2p.
Saludos.
escuchar!
una chica cowboy
y un viejo llorando
al oirlo decir
(claro está-entre partido y partido-)
caramba que coincidencia
paseantes comentan
a la tía que no sabe ingles
y pidió ayuda
no, es el agradecimiento
y miento si no digo que
el manco y solaris
serían la misma persona
ok texas & paris
gud bai
rsa
vV porn: de nada, guap@, la música siempre ayuda a seguir respirando.
RSA: :D
...
¿qué tía que no sabe inglés y pidió ayuda?
B & A (y a ver si llueve de una buena vez).
Hay que tener en cuenta la época, que tú supongo no viviste: ese disco salió en la edad de oro de la heroína. Para mí y para muchos, Pink Floyd será siempre la brillantez inicial con Syd Barret y luego, en la época progresiva/depresiva, dos o tres joyas del calibre de "Atom Heart Mother", probablemente su mejor disco.
Luego está la mitología del desastre, que tanto gustó a los jóvenes de mi época, aquello de "yo no llegaré a los treinta años", "todo es una mierda", y cosas así. Cuando resulta que sí, que has llegado a los treinta, o te planteas la vida de otro modo o te pegas un tiro: tengo algunos amigos enterrados. Otros elegimos la vida, y para bien o para mal, creo que acertamos.
De todos modos, ojo: no ataco a nadie que le guste Pink Floyd. Los gustos, ya se sabe, son como los culos. Cada uno tiene el suyo.
¿y qué es mejor el LSD o la heroína?
...
Musicalmente hablando, a mí la época de Barret me aburre soberanamente, aunque reconozco su calidad.
Igual para gustos se hicieron colores, y no creo que importe mucho lo que se ponga el autor-en caso de que lo haga, Sting es vegetariano acérrimo y también me gusta, jejej- sino la calidad musical.
Yo no soy yonqui y me encantan los Floyd de la pecera... así que me parece que eso de "música para" es un poco un prejucio o una pose. Está claro que la regla de tu amigo, al menos conmigo, no se confirma.
en mi opinión.
(a otra cosa: por Madrid estará el Capullo de Jerez el día 15, si vas a verlo ya nos contarás).
Saludos gaditanos.
Y aquellos polvos trajeron estos lodos: el bajón, la entrada en los años 70, la depresión anímica de toda una generación que creyó haber tocado el cielo con las yemas de los dedos. El mundo se llenó de almas perdidas como la del pobre Syd, niños grandes que se quedaron sin cabeza. Y ahí entró la frialdad de Waters, un excelente músico que supo transcribir perfectamente la situación.
Supongo que conoces el tercer disco de los Floyd, la banda sonora de la película "More". Si la has visto, entenderás lo que digo: ahí está todo.
Aunque debo reconocer que el Capullo éste es el mismísimo diablo cantando flamenco... y metió una marcha que no veas... ¡Si hasta yo gritaba olé!