Dogmas que asfixian
Los psicólogos argentinos se forman a espaldas de los centros científicos mundiales, consultan textos obsoletos en ediciones nuevas, no cuestionan la opinión de sus docentes ni la contrastan con las sedes de datos o las publicaciones extranjeras y, lo que acaso constituya el problema mayor, no perciben estas falencias o se ufanan de ignorar lo mucho que ignoran. Campos propicios para el reclutamiento, los departamentos, escuelas o facultades de psicología constituyen ámbitos donde no es posible hallar un perfil de graduado o una condición de logro convenida.
Alberto Vilanova. (2003) "Discusión por la Psicología". Mar del Plata, Argentina
Como todo, estuve a punto de cederle los derechos de mi
vida al dogma, y no por tentación, sino por falta de alternativas. ¿No se dan
cuenta de que las ideas obsoletas, por muy progresistas que parezcan, acaban
siendo conservadoras? Pero inútil es que proteste porque ya han hallado su
sitio privilegiado en la institución que las avala (y que no vive,
precisamente, a este lado del charco).
Si tuviera que decir cuál es mi principal problema hoy
mismo, diría esto: que me llaman intolerante por no ceder al dogma. Ésta es la
peligrosa trampa de todas las dictaduras, sean políticas, religiosas, ideológicas
o científicas. Y es así como se va limando a los pueblos, es así como se los va
dejando reducidos al nivel de una pasa, es así como consiguen que les digan que
sí. O simplemente que se dejen llevar por la cinta transportadora como carnes
de cañón para la vida automática. Según los gestores del dogma, no somos personas sino síntomas y trastornos que deberían adaptar su comportamiento a pautas supuestamente correctas. Lo ideal sería saber quién decide lo que es correcto y lo que no, sólo que de eso no se habla, dándose por hecho que "lo correcto" proviene de Dios. Y ahí es donde la ciencia racionalista y la religión se encuentran. Que es, justamente, donde la creatividad y el dogma se des encuentran.
Comentarios
juan carlos (de Mare)