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Las ideas no se matan

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Hay quienes se las comen. Photo-post: Bansky

Hitler mordió la cápsula

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Hitler mordió una cápsula de cianuro. Quizá ésa haya sido la única decisión sensata que tomó en su vida. Habrá sido un loco o un devoto -e inclusive, un ingénuo- pero me atrevo a decir que, en parte, la suya fue una guerra romántica. Sanguinaria, pero romántica al fin. Entre otras razones, el Führer fracasó porque su modelo de dominio basado en el viejo sueño de resurgimiento de la orden teutónica resultaba inviable en un mundo, y una época, donde ya empezaba a empollar el capital, un ente abstracto para el cual la jerarquía racial nunca ha sido tan importante como la jerarquía de clase. Había una guerra detrás- algo menos romántica -que no era la de él. Tal es así, que a pesar de la sangre, los hornos crematorios, los cincuenta millones de muertos, los experimentos genéticos, el genocidio, el abandono de Berlín, y toda la literatura, mesiánica y no mesiánica, que le define sin lugar a dudas como el peor criminal de todos los tiempos, Hitler cometió el terrible error de actuar com

El rey David

Sí, ya sé que conoceis este tema... ¿quién no? Pero sigue siendo grande.

Novus ordo seclorum (I)

Una democracia no puede existir como forma permanente de gobierno. Sólo puede existir hasta que los votantes descubren que pueden decidir sobre los dineros del Tesoro Público. A partir de ese momento, la mayoría siempre votará por el candidato que prometa más beneficios a cargo del Tesoro Público, con el resultado de que una democracia siempre colapsa bajo una irresponsable política fiscal, y siempre es seguida por una dictadura. La edad promedio de las más grandes civilizaciones de la tierra ha sido de doscientos años. Estas naciones han seguido esta secuencia: de la esclavitud a la fe espiritual, de la fe espiritual a una gran valentía, de esta gran valentía a la abundancia, de la abundancia a la complacencia, de la complacencia a la apatía, de la apatía a la dependencia, y de la dependencia de nuevo a la esclavitud. Alexander Fraser Tyler (1700).

Contra el pensamiento único

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Los tiempos que corren nos confrontan con cambios profundos en las estructuras sociales públicas y privadas a través de las cuales los hombres desarrollan sus actividades. En el sector privado, esto lo comprobamos si se compara la manera en que las empresas se organizan en 1996, que en poco, quizás nada, se asemeja a como lo hacían las empresas en 1946, o aún en 1966. En los asuntos públicos, este fenómeno resulta aún más agudo ya que los cambios que afectan al Estado, sus instituciones y sus funciones básicas y la manera en que se administra el poder, han sufrido transmutaciones y trastornos verdaderamente revolucionarios. Ocurre, sin embargo, que mientras los avances tecnológicos en las comunicaciones, la informática y los procesos productivos se suceden con vertiginosa rapidez, los cambios psicológicos que debieran acompañarlos, al menos entre los segmentos dirigentes, evolucionan más dificultosa y lentamente lo que abre una enorme y peligrosa brecha entre las tecnologías con las q

El croto

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Alpargata, modesta, humilde, humildísima alpargata… voy a cantarte aunque no soy poeta ni sé hacer versos. Si habrás andado, alpargata, ceñida a las patas malolientes de los criollos que se bajaban del caballo, solamente para dormir. Si habrás andado abrazada a los pies de crotos caminadores, de aquellos, que llevaban folletos anarquistas en el mono y sueños de redención en el alma. (Canto a la alpargata, Hugo Woollands). En Argentina, el croto es un personaje pintoresco. Como diría Arlt: un ser metafísico. Alguien que no encaja. El linyera , el vagabundo, el atorrante . Una criatura insignificante, desprovista de ideología y destinada a la marginalidad. Ya veremos hasta qué punto esto es cierto en sus orígenes.. Según Abraham Steel, en los tiempos en que el Dr. José Camilo Crotto era intendente de la ciudad de Buenos Aires, promulgó una ordenanza municipal que castigaba con prisión menor a todo individuo que circulara por las calles, con aspecto de vagabundo. Parece ser que dentro del

Sine qua non

Hoy por la noche el ambiguo Sánchez Dragó ha dicho algo punzante: “En España no hay libertad de expresión . Hay libertad de impresión , que es cosa bien distinta (todo lo que se firma negro sobre blanco tiene validez). Pero en España, la libertad de expresión es censurable.” Se refería al tema de la inmigración (como habeis apreciado ya, un tema recurrente en este blog; las copas corren por mi cuenta). En lo nominal, Sanchez Dragó no ha querido mojarse, pero en lo tácito ha dejado muy clara su postura, y además con astucia. Ya veremos por qué. Después de ver el debate Zapatero/Rajoy, me asaltan una serie de preguntas. Preguntas que me vienen dando vueltas desde hace años y que todavía nadie a acertado a responderme con entera libertad de expresión. 1) ¿Por qué la condición sine qua non para que un emigrante sea “regularizado” sigue siendo el contrato de trabajo por cuenta ajena ? 2) ¿Por qué no puede residir legalmente en el país, teniendo una residencia pura y dura, y vivir, por ejemp