Entradas

Fin de fiesta

Imagen
Es lo que tiene el populismo: que crea la sensación del padre-madre recuperados. Y cuando el padre-madre se van, retorna la orfandad. ¿El empoderamiento es ficticio? Creo que es precipitado juzgar. El tiempo, testigo de todas las transformaciones, nos mostrará si acaso ha habido conato de empoderamiento, o no. Quiero creer que sí y que estas lágrimas no son en vano. Quiero creer que esto es parte del proceso que nos llevará a la construcción de una democracia forjada -como todas las democracias, si es que hoy día se puede hablar de ello- en el caldo agridulce de nuestras propias marchas y contramarchas. Al fin y al cabo, suba quien suba, para un país como el nuestro -siempre robado, violado, rapiñado- los pingos se ven a la hora de compartir el pan. En ese espacio-tiempo concreto sin bandos ni ideologías, es donde se conoce a las personas al desnudo: por su capacidad de partir el pan y darlo. El resto quien sabe si no sea sólo contingencia para ponernos a prueba frente a nosotros y l

Precios altos, gente feliz

Imagen
Argentina es el único país del mundo donde si aumentan los precios de la canasta básica, la gente festeja. Ni siquiera tenemos un competidor para aspirar al premio Guinness. Dicha reacción -digo yo- puede deberse a dos cosas: 1) la gente es estúpida, y además, masoquista; 2) a pesar de ser estúpida, su poder adquisitivo ha crecido (si se ríen cuando se comenta que todo ha aumentado es que pueden pagar). Lo cual hace pensar que el gobierno saliente no se va tanto por cuestiones económicas, sino de otro tipo. A saber: corruptelas varias. Y claro: no deberíamos culpar a la gente, ya que debido a los múltiples artefactos de manipulación masiva que-no-nos-permiten-elegir-con-libertad,  no somos "del todo" responsables de nuestras elecciones ...  De lo que sí debería culparse a la gente, es de estar empeñada en no querer cambiar. O sea: de empeñarse en su estupidez. Bienvenidos al reino de la re - re -estupidez.

Ocampo

Imagen
Nos dejó el maestro Miguel Ocampo (Buenos Aires, 1922). Esto fue hace apenas unos días, a sus casi 93 años, en La Cumbre, Córdoba. Descanse en paz el poeta del color.

De cómo se llega a ser un voodoo child

Imagen
                                                                                       Creo en Dios y creo en el Diablo.                                                          Definitivamente hay un Diablo, y conoce mi nombre.                                                                                                                Daniel Johnston Existe una leyenda recurrente sobre un hombre que, como Fausto, hace un trato con el Diablo a cambio de conocimiento. En esta leyenda en particular, el trato sucede en un cruce de caminos en el cual un hombre intercambia su alma por talento musical, y nadie es mejor exponente de esta leyenda que el mismísimo Robert Johnson, nacido “probablemente” en Hazlehurst, Mississippi, el 11 de mayo de 1911, legendario bluesero pionero del Mississippi Delta que, se dice, vendió su alma al Diablo en un cruce de caminos y obtuvo su talento prodigioso para el blues u obtuvo, según algunos “el blues mismo”.  Su memoria eidética, que le permi

Argentina - Soberana

Imagen

La economía, ese Dios irresponsable

Imagen
Ningún poder económico puede estar por encima de la reverencia por la vida. 

Geneología del fanatismo

Imagen
En sí misma, toda idea es neutra o debería serlo; pero el hombre la anima, proyecta en ella sus llamas y sus demencias; impura, transformada en creencia, se inserta en el tiempo, adopta figura de suceso: el paso de la lógica a la epilepsia se ha consumado... Así nacen las ideologías, las doctrinas y las farsas sangrientas. Idólatras por instinto, convertimos en incondicionados los objetos de nuestros sueños y de nuestros intereses. La historia no es más que un desfile de falsos Absolutos, una sucesión de templos elevados a pretextos, un envilecimiento del espíritu ante lo Improbable. Incluso cuando se aleja de la religión el hombre permanece sujeto a ella; agotándose en forjar simulacros de dioses, los adopta después febrilmente: su necesidad de ficción, de mitología, triunfa sobre la evidencia y el ridículo. Su capacidad de adorar es responsable de todos sus crímenes: el que ama indebidamente a un dios obliga a los otros a amarlo, en espera de exterminarlos si rehúsan. No hay in