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El abrazo de la serpiente

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 Al fin he visto El abrazo de la serpiente, una cinta en blanco y negr o dirigida por Ciro Guerra en coproducción con Venezuela, Colombia y Argentina. La película -ambientada en la Amazonía colombiana- narra las aventuras de los investigadores Theodor Koch-Grünberg y Richard Evans Schultes, persiguiéndose el uno al otro a través del tiempo, mediante un único nexo coordinante: el chamán Karamakate, último de su linaje, y paradigma doliente de las etnias extintas a causa de la colonización. El visionado de la película me hizo pensar en algo que escribí hace poco sobre la patria como concepto importado del continente colonizador. En ella se llega a mostrar la esclavización del nativo durante la llamada “Fiebre del caucho”, donde empresas europeas   encontraron en la Amazonía una verdadera mina de oro para la producción de cubiertas, en los primeros años de la industria automotriz.   Es llamativo que en la película se hable de “los colombianos”, no como nativos y dueños de “la p

Guido Buffo

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Guido Buffo era una especie de hombre renacentista, una suerte de Leonardo Da Vinci contemporáneo. Artista y científico, cultivó varias disciplinas: música, pintura, geología y astronomía. Había nacido en Treviso, Italia, el 12 de marzo de 1885, estudió en París, Turín, Venecia y con sólo 17 años asistió a la instalación del péndulo de Foucault, en el Panteón Nacional de París. Llegó a la Argentina en 1910 y se radicó en las sierras de Córdoba. Leonor Allende nació en Córdoba el 11 de abril de 1883, fue una de las primeras periodistas cordobesas y falleció el 24 de marzo de 1931, a causa de tuberculosis. Tuvieron una hija, Eleonora, nacida el 25 de junio de 1917 y fallecida el 6 de septiembre de 1941. A raíz de este trágico suceso, Guido decidió emplear sus amplios conocimientos multidisciplinares en homenajearlas. De este modo, se volcó en la construcción de una original capilla pintada íntegramente por sus manos, y única en el país, donde ha quedado plasmada su historia de amor. P

Mejor no hablar... de ciertas cosas

 Me dicen algunos que debería cuidar "las formas" a la hora "de decir las cosas". Esto es muy nuestro. Todavía nos creemos la hija menor de Francia, que ya aprendió a protestar y armar revoluciones hace como 200 años. Nuestra apreciación de la etiqueta francesa procede de la época de los Luises, me temo, y no del mayo francés. Habría que tomar esto en cuenta a la hora de presumir de educación "a la francesa".   También me dijeron, el otro día, que cuide mi manera de decir las cosas "tan directa" porque luego "me hace sentir peor". Lo que no sabe esa persona es que lo que me hace sentir peor es no decirlas. O callarme para no discutir con alguien que sé que en vez de oír lo que digo, nada más se oye a sí mismo mientras habla. Hace rato que aprendí a dejar de pedir por favor para todo y a dar las gracias por cualquier tontería. Y esto les va a molestar a algunos, pero somos un pueblo reprimido por dictaduras, y se nota hasta en la et

Spleen

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en tributo a Allen Ginsberg  ¿Quién no tiene un aullido para gritar? ¿Hay un Dios para nosotros? ¿Hay un Dios para los desarraigados? ¡Elí Elí lama sabactaní! Presencié la caída de Europa, asistí a la segunda caída de Wall Street… la poesía no se hubiera detonado sin mi enfermedad. Mi taller para ponerme a escribir: esa vida que yo no me busqué. Mis mejores lecturas: la oralidad, un anonimato sin pretensiones. Mi inspiración: la inevitabilidad del impulso. Esto debe ser muy parecido a saltar a un abismo en el fondo del cual sólo espero que haya Dios. RAB

Para acabar con la masacre del cuerpo

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por Félix Guattari Cuales sean las pseudotolerancias de que haga alarde, el orden capitalista bajo todas sus formas (familia, escuela, fábricas, ejército, códigos, discursos…) continúa sometiendo toda la vida deseante, sexual, afectiva, a la dictadura de su organización totalitaria fundada sobre la explotación, la propiedad, el poder masculino, la ganancia, el rendimiento… Infatigablemente, continúa su sucio trabajo de castración, de aplastamiento, de tortura, de cuadrilaje del cuerpo para inscribir sus leyes en nuestras carnes, para clavar en el inconsciente sus aparatos de reproducción de la esclavitud. A fuerza de retenciones, de éxtasis, de lesiones, de neurosis, el Estado capitalista impone sus normas, fija sus modelos, imprime sus caracteres, distribuye sus roles, difunde sus programas… Por todas las vías de acceso en nuestro organismo, sumerge en lo más profundo de nuestras vísceras sus raíces de muerte, confisca nuestros órganos, desvía nuestras funciones vitales, mu

¡EUREKA!

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Cumpleaños

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La foto fue tomada en la rambla de Mar del Plata durante la primavera de 1948. Había llegado desde el puerto de Génova para curar las heridas de una guerra que casi le quita la vida. Se llamaba Érico, y era mi padre. Hoy cumpliría 101 años. In memoriam