Brota el delirio al parecer sin límites, no sólo del corazón humano, sino de la vida toda y se parece todavía con mayor presencia en el despertar de la tierra en primavera, y paradigmáticamente en plantas como la yedra, hermana de la llama, sucesivas madres que Dionysos necesitó para su nacimiento siempre incompleto, inacabable. Y así nos muestra este dios un padecer en el nacimiento mismo, un nacer padeciendo. La madre, Sémele, no dio de si para acabar de darlo a la luz nacido enteramente. Dios de incompleto nacimiento, del padecer y de la alegría, anuncia el delirio inacabable, la vida que muere para volver de nuevo. Es el dios que nace, y el dios que vuelve. Embriaga y no solo por el jugo de la vid, su símbolo sobre todos, sino ante todo por si mismo. La comunicación es su don. Y antes de que ese don se establezca hay que ser poseído por él, esencia que se transfunde en un mínimo de sustancia y aún sin ella, por la danza, por la mímica, de la que nace el teatro; por la presentación...
Comentarios
O algo así.
Hombre que se despeja ante un espejo
Hombre-que-no-se-teme-a-si-mismO
se ríe.
El caso es reir.
la Juana Molina, menuda friki, Y estoy de acuerdo con el paseante, sí, lírica igualitaria de los cojones... y ovarios. Pero la canción ¿te gusta por la cosa indígena subliminal que tiene de fondo o simplemente por la gnoma? La Juana es una gnoma, ¿ya escuchaste lo que dice en las entrevistas? Salutti.
Besazo:+