RESISTENCIA
A mayor opresión, mayor resistencia.
Los argentinos somos conocidos en el mundo por nuestro
ingenio [para hacer... lo que sea] Hemos aprendido a nadar entre los ramajes de
la opresión. En la corriente pantanosa de un río que al enredarse en los
tobillos, fortalece las ganas de patalear. Esas ganas de patalear que se
resisten a opresiones inimaginables para algunas sociedades más opulentas. A
esto alguién le llamó capacidad de
instrumentalización. Con dos piedras y una rama te armás un puente. Con dos
mangos filmás una película, con jugo de ladrillo se armás una pintura de 2
metros cuadrados.
Esto es resistencia.
Resiliencia.
Jode. Duele. Pero se continúa. La opresión engendra
semillas inesperadas que la erosionan. Quizá por eso aún estemos
vivos.