Un cuento alienígena 👽
Mientras volvían
de la Tierra, un alien le contaba a otro:
- Vos sabés que los terrícolas tienen una cosa que se
llama religión, en la cual el Creador es un chabón que les habla a través de un
libro, pilotea una nave muy parecida a las nuestras, le gusta la carne de
animal, manda matar legiones enteras de pueblos y les da la orden de diezmar.
¿Sabés lo que es diezmar?
- Sí, matar gente,
algo que hacíamos en la era arcaica - le contesta el otro alien, con cierto
prurito.
- No, no... -aclara el primero -. Diezmar es otra cosa.
Es entregar el 10% de tus ganancias a los humanos necesitados, en caso de que
seas un humano pudiente. La realidad es que en vez de entregar el 10%, los
tipos diezman simbólicamente, regalando lo que les sobra a los pobres, que en
realidad nunca a llega a representar el 10% de lo que ganan, sino el...
0,0000001% de sus ganancias. O así.
El alien que
conducía estaba perplejo.
- ¿Y de qué les sirve eso? ¿Para qué lo hacen? ¿No les
convendría vivir en comunidad como hacemos nosotros?
El otro negó
categóricamente:
- ¡No! ¡Si vivieran en comunidad no podrían demostrarle a
su Dios lo buenos que son! El precio de la entrada al Paraíso de ellos es la
cantidad de ofrendas que hagan mientras estén encarnados.
El otro seguía
sin entender:
- ¿El Paraíso? ¿Qué es el Paraíso?
- Lo contrario al Infierno, a donde van los que no
diezman ni dan ofrendas. Algunos creen que se quemarán en un pozo de fuego con monstruos
pinchándoles el culo para siempre.
Los dos aliens se
echaron a reír largamente. Se estuvieron riendo así hasta que alcanzaron a
atisbar las primeras luces de su planeta, en otra dimensión, al otro lado de un
agujero negro, en un universo paralelo.
- ¿Y no se sentirán muy solos los humanos, viviendo así?
- le preguntó a su acompañante el alien que conducía, mientras estacionaban la
nave en el Centro de Operaciones Alienígenas de Exploración Espacial.
- Sí - repuso el otro -. Pero no les importa.