Jeff Buckley: el chico de la tapa

El día en que murió el chico de la tapa, una nube crecía desde el oeste, trayendo algo más que la amenaza de un aguacero. Traía también una densa vorágine surgiendo hacia Memphis a vuelo de pájaro. Era muy temprano y el cielo había amanecido cubierto; sin embargo, las nubes ya empezaban a disiparse y el sol brillaba por el este. Iba a ser un día espléndido, sólo que él nunca lo sabría. Como tampoco sabría que hacia la noche iba a haber tormenta y que la borrasca iba a durar tres días. Porque él iba a estar en otra parte, quién sabe dónde, posiblemente en algún lugar desconocido, y encaramado a la cresta de un ala. O en su marea silenciosa y azul viendo el mundo a través del agua, como un pez.
El chico de la tapa (la que veis a la izquierda) se llamaba Jeff Buckley, y aunque en el párrafo anterior no haya otra intención que novelar en su homenaje, sí que murió en Memphis, y en el agua.

Jeff había nacido el 17 de noviembre de 1966, y murió en mayo de 1997, con apenas 30 años. Las circunstancias de su muerte -como tantas en la historia del rocanrol- aún no están del todo claras. Lo que se sabe, es que un día se fue a nadar con un amigo y no volvió a aparecer antes de pasados los cinco días. Ahogado.
Yo había leído que fue en el Mississipi, aquel río gigantesco zurcado por pintorescas embarcaciones con ruedas (que si no se las cargó el Katrina todavía estarán en New Orleans), pero parece ser que fue en otro mucho más pequeño, llamado Wolf, donde se ahogaría para siempre la que, posiblemente, haya sido la mejor voz de los 90. Su primer disco debut, Grace, grabado en 1994 y producido por Tom Verlaine -el ex-noviete kármico de Patti Smith, en su versión rimbaudiana- es una perla negra de ésas que dejan huella y se te quedan grabadas en la piel como una joya de metal noble. Otro diamante loco que se dejó pelo, sangre y huesos en un 4 pistas.
Dicen los expertos que su voz alcanzaba las cuatro octavas. Yo lo descubrí en el disco Live en Olympia (que abarca parte de su gira en Francia) por recomendación de una amiga que me venía inflando las neuronas desde hacía mucho; y debo reconocer que al principio no me pegó.
Tendría que pasar algún tiempo hasta que me llegara el eureka. No se trata únicamente de su voz, capaz de crear unas atmósferas tan feroces como instrospectivas, de una sensualidad crepuscular; sino también de su versatilidad. Jeff Buckley es la quintaescencia del material invisible que habita en el corazón de las perlas negras.Iba a recomendaros una vista por el Bar de la Mona Fundida, pero veo que el vídeo está chungo, y he notado que el de Grace resulta imposible de copiar. Cosas de los herederos, supongo; o más bien de su señora madre, acusada recientemente de manipular el material artístico de su hijo.
No me sorprende. Cuando no son las viudas, son las madres; y a falta de madres y viudas, seguro que no faltará alguna hija que quiera hacerse millonaria a costa del talento de su padre. Pero yo quiero un vídeo de Jeff Buckley en mi blog, y lo voy a poner. Sorry, mom.
Como le dijeron a Charly Parker en Bird


Y cuando mueras, se hablará de ti… mucho más que ahora.

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