El croto

Alpargata, modesta, humilde, humildísima alpargata…
voy a cantarte aunque no soy poeta ni sé hacer versos.
Si habrás andado, alpargata, ceñida a las patas malolientes de los criollos que se bajaban del caballo, solamente para dormir.
Si habrás andado abrazada a los pies de crotos caminadores, de aquellos, que llevaban folletos anarquistas en el mono y sueños de redención en el alma.
(Canto a la alpargata, Hugo Woollands).

En Argentina, el croto es un personaje pintoresco. Como diría Arlt: un ser metafísico. Alguien que no encaja. El linyera, el vagabundo, el atorrante. Una criatura insignificante, desprovista de ideología y destinada a la marginalidad. Ya veremos hasta qué punto esto es cierto en sus orígenes..
Según Abraham Steel, en los tiempos en que el Dr. José Camilo Crotto era intendente de la ciudad de Buenos Aires, promulgó una ordenanza municipal que castigaba con prisión menor a todo individuo que circulara por las calles, con aspecto de vagabundo. Parece ser que dentro del marco del lenguaje carcelario, al preguntársele a algún individuo que purgaba prisión por tales circunstancias, por qué estaba preso, éste contestaba simplemente: "por Crotto". Carlos de la Fuente le corrije diciendo que el Dr. Crotto no fue intendente, sino gobernador de la provincia homónima, y que jamás decretó una ley que persiguiera a los menesterosos. Por el contrario, el Decreto Nº 3 del 7 de enero de 1920 permitía a los trabajadores rurales, llamados "peones golondrinas", viajar gratis en los vagones de carga vacíos, para trasladarse a las diferentes localidades donde presumían poder hallar conchabo transitorio (trabajo en el campo o doméstico). En un principio se les llamó "los hombres de Crotto" y luego simplemente "Croto". Con el tiempo se deformó el termino haciéndose extensivo a personas menesterosas.
Como narra Carlos Fos, en Los caminos de hierro de los crotos anarquistas:
"Estos trotamundos que usaban sus piernas y los vagones del ferrocarril a modo de alas, son los protagonistas de varios artículos de Hugo Nario y Alicia Maguid y de sendos libros de dos ex crotos: Beppo Ghezzi y Angel Borda. Referencias acerca de ellos también hallamos en los recuerdos de viejos libertarios, como los ya citados José Fernández y Miguel González. Mucho queda por estudiar para precisar la incidencia de los crotos libertarios en el surgimiento de sindicatos rurales o de pequeñas poblaciones, en el establecimiento de bibliotecas obreras, en la organización de huelgas en los pueblos y en el campo, en la circulación de las ideas anarquistas.
Sin lugar a dudas la figura de Hugo Woollands se destaca en este camino de acero, merced a su temple y actividad continua. La misma va a ser registrada en un pequeño diario. Recuerdos de un militante anarquista, libro 286 páginas, es un sintético relato de la intensa vida del idealista que unió, en prolija catarata, lirismo, vertientes sindicales, políticas, sociales y culturales sin ningún tipo de claudicaciones. En el comienzo un párrafo dice:
Saludo al compañero Croto, trashumante, jinete consumado de los cargueros que recorrían la república llevando folletos anarquistas en el mono y sueños de redención en el alma.
Hijo de Luis Woollands, seudónimo Juan Crusao autor de la célebre Carta Gaucha, obra de reacción valiente ante la injusticia, nació en Mar del Plata por 1918, y a los 10 años fue peón de chacra. A temprana edad conoció militancias, trotamundos y destinos inquietos, a veces promovidos u obligados por actitudes policíacas. Su padre no lo inscribió en el registro civil, creyó que se estaba en los albores de una nueva vida en libertad y justicia. En uno de los irracionales allanamientos a su casa del pueblo de 25 de Mayo, con 13 años y su hermano de 15 fueron esposados y llevados presos hasta otra ciudad. Así comenzó a conocer el lado tenebroso del poder político. Dos años mas tarde, radicado con su familia en Tandil, trabajó en mudanzas, venta ambulante y en una panadería. Luego siguieron aventuradas juntadas de maíz por norte de las provincia de Buenos Aires y Santa Fe, partidas y regresos en trenes de carga acompañado ocasionalmente por los célebres “Bepo” Ghezzi y Mario Penone, hoy desaparecidos, pero afortunadamente rescatados en la laureada película Que vivan los Crotos de Ana Poliak. Allí en una de sus acotaciones dice: Los Crotos no se sometían a la bajeza y humillación de ir a solicitar una limosna de puerta en puerta.
Una de sus memorables travesías en trenes la realizó a bordo de vagones mixtos de Hunter a Buenos Aires, luego en el techo de un carguero, templándose en el nocturno frío de agosto, envuelto solamente en un poncho y con un simple ”mono” como equipaje: Temperley, Dolores, Maipú, Ayacucho y Tandil. Su natural lirismo, oculto en un manto de modestia, lo volcó a la simpleza de la realidad.
Volvió a Mar del Plata en noviembre de 1939 para quedarse definitivamente. Inmediatamente se vincula a la Casa del Pueblo y Biblioteca Juventud Moderna. Despliega profusa actividad sindicalista y de actor en un conjunto filo dramático. Esta inquietud la mantiene persistentemente y no resulta extraño que en 1971, coincidiendo con los esfuerzos de construcción del teatro Diagonal, garantizó en anonimato, con su peculio particular la deuda contraída, acompañado por otros militantes entre los que se contaba Rubén García. Posteriormente, con la dirección de Domingo Agüero representó un destacado papel en la obra de Thorton Wilder Nuestro Pueblo, que se ofreció en dicha sala, hoy paradójicamente ocupada por un grupo religioso.
Al realizarse 1996 la Primer Cumbre de Crotos, bajo el lema Libertad Derecho supremo del hombre, "Don Héctor" disertó sobre el tema "Libres y Crotos" como colofón de su charla afirmó El Croto, de hondo sentido solidario es libre por vocación, ha aprendido la profesión de hombre plenamente, ayudado por las circunstancias y auxiliado por las necesidades. La madre naturaleza le ha indicado la manera de vivir y los secretos de la vida, para que pueda sobrevivir y no carecer de las cosas más elementales. En julio de 1997 en un reportaje dijo: Si me tocara repetir la vida haría lo mismo...
48 horas mas tarde al inicio de un acto cultural, asistimos impotentes a la realidad de la detención de su inmenso corazón libertario.
Angel Somoza nos cuenta de sus viajes por el país. El conforma la primera etapa de formador de acólitos. Los crotos que siguieron, en general, y debido a las grandes persecuciones no contaban con un bagaje teórico importante y sólo tomaban algunos elementos aislados de la práctica nómada. Aquí tenemos algunos testimonios:

"Iba y venía, subía y bajaba, paraba en un sitio, estaba dos o tres días, tomaba otro carguero, elegía una chata abierta cuando había sol y hacía frío y me echaba en el fondo, pasaba de un ramal a otro, si había pique en la arpillera o en alguna chacra y me gustaba el sitio me quedaba más tiempo, pero si una mañana alumbraba linda o escuchaba el pito de algún tren, pedía las cuentas, cargaba el mono y otra vez salía en busca de la estación mas próxima y subía al primer carguero que pasara para cualquier parte. Yo era con mi libertad como un chico con un juguete nuevo".

"Mi casa tiene catorce kilómetros de ancho por 47.000 de largo. Y la ventaja principal es que el dueño está en Inglaterra. Así que no me cobra alquiler"
(los Ferrocarriles Argentinos eran de Inglaterra hasta que los compró Perón allá por los 50).

"El perro era el enemigo del croto. Había que esperar la noche. Como el perro se pasaba todo el día corriendo, persiguiendo alimañas, cuando caía dormido no lo despertaba nadie. Pero eso sí: el momento era el primer sueño, el más pesado. A eso de las once de la noche, cuando toda la familia dormía, y el perro también, uno se metía en el gallinero y se llevaba una curva".

Manual de consideraciones ideológicas del croto
Del trabajo y la educación:
“Las ganas de trabajar no pueden ser nada más que el efecto de un largo desarrollo físico, intelectual y moral del trabajador. El trabajo, el trabajo auténtico, el que produce la riqueza y es fuente de la ciencia, tiene mucha necesidad de regularidad, de perseverancia y de sacrificio para poder ser amigo durante mucho tiempo de la pasión transitoria, por naturaleza inconstante y desordenada”.

“Todas las acciones, los movimientos, los pensamientos, los productos humanos tienen este carácter artístico; pero dicho arte nos lo dice la práctica de las cosas, lo desarrolla el trabajo: sucede que cuanto la habilidad del hombre se acerca más al ideal, tanto más él se levanta por encima de los sentidos. Lo que constituye el atractivo y la dignidad del trabajo es el poder de crear gracias al pensamiento, de liberarse de la mecanicidad, de superar la materia. Esta tendencia, débil en el niño demasiado inmerso en la vida sensitiva, más acentuada en el joven orgulloso de su fuerza y habilidad, pero sensible ya a los valores del espíritu, se refuerza con la madurez. ¿Quién no ha encontrado a algunos de esos obreros que han llegado a ser artistas de forma espontánea por larga asiduidad en el trabajo, para los que la perfección de la obra es una necesidad tan imperiosa como la subsistencia, que descubren en una especialidad aparentemente mezquina, perspectivas brillantes”.

“La filosofía y la ciencia nacen de la espontaneidad de los hombres… La idea con sus categorías, nace de la acción y a ella debe volver, so pena del decaimiento del que acciona. Y, ya que la acción es sobre todo trabajo, el problema del origen del trabajo está unido al origen de la ciencia. La idea se reconoce contemplándose en su obra”.

“Como en la antigüedad la iniciación a la belleza nacía de la divinidad, así en un futuro lejano la belleza saldrá como obra del trabajador, auténtico asceta y artista, y pedirá a las innumerables formas de la producción su expresión siempre nueva y siempre verdadera. Entonces por fin el Logos se demostrará y la humanidad trabajadora, más bella y libre que con los antiguos griegos, sin nobles y esclavos, ni magistrados ni sacerdotes, formará sobre la tierra cultivada una familia de héroes, de sabios y de artistas”.

“Hay que levantar la condición del obrero, empezando por levantar su valor por medio de la instrucción: fuera de esto no hay solución…Que los trabajadores lo den por enunciado”

“El aprendizaje es para nosotros la instrucción pública; la autoridad que debe presidir al mismo es la universidad que no se limite solamente a cuatro o cinco facultades sino que incluya en su amplio ámbito ciencias, arte, industrias, agricultura, comercio, trabajos públicos, ejército, economía, política, destino del género humano: desde los elementos del pensamiento hasta las últimas profundidades de la inteligencia. El derecho del aprendiz es conocer todo, ver todo, experimentar todo; su deber es el de realizar alegre y valientemente todas las fatigas impuestas por las necesidades de la sociedad y por el servicio interior de la fábrica. Este es el deber del aprendiz y la ley de la igualdad”.

“Fuerza del cuerpo, destreza de la mano, prontitud del espíritu, potencia de la idea, orgullo por las dificultades superadas, por la naturaleza sojuzgada, por el saber adquirido, por la independencia asegurada, por la comunión alcanzada con el género humano, por la participación solitaria al bienestar colectivo”.

Es necesario un período de selección de la totalidad de registros con que se cuenta para encarar, entonces la redacción de al menos dos volúmenes que recuperen la magna tarea de estos trashumantes, generalmente reconocidos por los estudios oficiales como marginales o pseudo héroes románticos. Este proceso de desideologización es muy funcional a la tarea académica dominante.
De lo expuesto se deduce que, a pesar de los progresos realizados en los últimos tiempos, es necesario profundizar las investigaciones realizadas y extenderlas hacia áreas temáticas y geográficas no suficientemente exploradas.
No podemos concluir estas consideraciones sin hacer mención a las fuentes. Dos problemas fundamentales se presentan a los investigadores del temprano movimiento obrero y anarquismo rosarino o argentino en general : a) la pérdida de una gran cantidad de diversos testimonios escritos elaborados por las organizaciones que los conformaban y b) la dispersión y mal estado de la documentación restante.
No obstante, el recurso a otro tipo de documentación (diarios o publicaciones de carácter general, registros estadísticos, memorias y cartas de antiguos protagonistas) y la consulta de todo tipo de bibliografía que pueda brindar algún dato, incluyendo obras de literatura, son instrumentos de gran valía que nos permiten avanzar en la labor heurística. Dentro de este conjunto debe brindarse especial atención a los trabajos ligados a la historia rosarina y Argentina.
Otro recurso lo constituye la consulta de publicaciones obreras elaboradas en países cuyos movimientos laborales estaban estrechamente vinculados, básicamente por cuestiones migratorias o por vecindad geográfica, con el argentino. Entre ellos sobresalen España, Italia, Francia, Uruguay, Chile y Brasil. Además, dado el carácter fuertemente internacionalista del anarquismo y, en menor medida, del socialismo argentinos, no sería extraño hallar referencias acerca de la situación local en publicaciones de dichas tendencias esparcidas por otros sitios de América y Europa.
La actividad de los crotos libertarios se fue diluyendo cualitativa y cuantitativamente desde fines de 1930. Si bien la concepción de libertad experimentada por los trabajadores golondrinas siguió a lo largo de por lo menos dos décadas relacionándola con el ideario ácrata, esta percepción es errónea.
Pero sus interminables esfuerzos, más allá de persecuciones y asesinatos, aún registran productos culturales (en especial bibliotecas populares) en muchos parajes del país.
El ejercicio de la memoria para no negarlos una vez más es mi compromiso.
Carlos Fos
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Todos los sueños existen. Existe el sueño de cada destino. El sueño que haría feliz al desdichado y que rompería la obstinación en el mortal fastidio del pesimista. Hay que crear la calle de los sueños perdidos… Habría que crear ese lugar. La calle de los sueños perdidos, de los sueños equivocados, de los sueños fugitivos, remotos, desvanecidos, desencontrados; de los sueños que sobreviven; de los sueños inéditos; de la ausencia y de la espera; del regreso a un día en que el sueño pudo ser nuestro…. (
Enrique González Tuñón).


Photo/post: Una imagen de Cachilo, el poeta de los muros.

Comentarios

Pável Chíchikov ha dicho que…
¿Anarquismos hipáticos? Ja, ja, ja. La verdad que el trabajo no me ha permitido disfrutar del artículo como me hubiera gustado. Lo he tenido que leer a trozos, escondiendo la ventanita que me llevaba a tu blog tan pronto como uno de mis jefes asomaba su cabecita por el despacho.

Si te parece, me lo voy a imprimir y mañana intentaré dejar algún comentario interesante. Claro que en realidad lo tengo muy difícil: no puedo negar que admiro mucho a los vagabundos, por su valentía y por poner en cuestión el mito de la "utilidad" y esas estrecheces mentales que quieren hacernos encajar en el gran engranaje. Qué aburridos suenan mis rollos teóricos en comparación con la VIDA de estos hérores, ¿eh? (haz el favor de no añadir nada a este último comentario).

Mañana hablamos...
Anónimo ha dicho que…
Escuché hablar sobre la Biblioteca Juventud Moderna. En Rosario tenía un amigo que era de Mardel y me decía que ahí se reunían los del PI y que habían fotos del bisonte por todos lados... ah, y que se conseguían unos librejos alucinantes. ¿Existe todavía la BJM?

Un abrazo...

CHINCHU
Kosmonauta del azulejo ha dicho que…
Ni siquiera sé si existe el PI, Chinchu... pero es verdad lo del bisonte ya que uno de mis mejores amigos -el intelecto barrial Carlos De P- iba ahí muy a menudo y una vez creo haber asistido a una conferencia de Hebe de Bonafini que se hizo también ahí... fue emocionante.
Supongo que todavía existe la BJM.

Gracias por tu comentario (porque si voy a esperar alguno más en los tiempos que corren...)

BESOS Y ABRAZOS
Susana ha dicho que…
Pues podrías esperar el mío... a ver si alguna vez te he fallado :p
Me ha parecido intersantísimo el post, no conocía a esta figura del croto que se me antoja social y literariamente de lo más sugerente.

Seguiré investigando.

Besos.
Kosmonauta del azulejo ha dicho que…
No lo digo por ti, hija, ni por Chichikov ni por Chinchu... es que este tipo de post en épocas de globalización a cierta gente podrá sonarle algo desfasado :)

¿Has leído las "Aguafuertes porteñas"?

(Y siguen mis problemas con el blogger, parece maldición gitana esto, ahora se me borran los post y no puedo publicar el nuevo. En fin, ya veremos):(
Susana ha dicho que…
Ya sé que no lo decías por mí ;), es que de vez en cuando me gusta sentirme imprescindible... sólo de vez en cuando. De Arlt he leído "El jorobadito" y "El desierto entra en la ciudad", pero me acabo de bajar de internet las "Aguafuertes porteñas" para echarle un vistazo. Faltaría más.

Pues qué lío lo tuyo con blogger ahora, ya me extrañó que desapareciera el último post. Igual es un viruji que te está dando la tabarra.

Besos y paciencia, guapíchima.
Pável Chíchikov ha dicho que…
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